Una isla para todos
Muchas veces en Occidente se tiene tendencia a pensar que Madagascar se trata de un destino turístico difícil y complicado, reservado a los viajeros que buscan la aventura. Nada más alejado de la realidad.
La cuarta isla más grande del mundo ofrece posibilidades a todo tipo de pasajeros y pese a no ser aún un destino de masas, su infraestructura turística mejora día a día.
La isla es muy grande, pero dividiéndola en varias partes (y varios viajes), sin pretender abarcar toda su extensión en un solo viaje, es posible realizar una ruta amena, variada, y mucho más cómoda de lo imaginado.
Programas clásicos como Esencias del Sur o Perfumes del Norte, incluso La Isla Continente, permiten realizar etapas de viaje muy completas en las cuales siempre se visitan diversos aspectos de la isla, tanto a nivel de Naturaleza (Parques y Reservas), como paisajes y población (mercados de ganado, festividades, centros de artesanos, curiosas variedades gastronómicas, ciudades coloniales…)
Además, el nivel de hotelería de Madagascar es muy superior al de muchos países africanos con más tradición turística y se añaden temporada tras temporada, nuevas ofertas de alojamiento de nivel.
La llegada a la isla de nuevas compañías aéreas con tarifas muy interesantes desde España, ha propiciado que el transporte sea mucho más fácil y menos costoso que antaño. Actualmente operan en la isla Air France (vía París), Air Mauritius (vía Mauircio), Air Madagascar (vía París y Marsella), Turkish Airlines (vía Estambul), Etiopian Airlines (vía Addis Abeba), Kenya Airways (vía Nairobi), South African Airlines (vía Johannesburgo), Air Austral (vía La Reunion) y Corsair (vía París).
Sin olvidar su clima benigno, aquí, pese a encontrarnos en pleno Trópico de Capricornio, las temperaturas nunca son tan elevadas como en otras zonas de África y el Invierno Austral en las Tierras Altas, es mucho más suave que los inviernos españoles. La temporada de lluvias es corta y no es tan extrema como en otras zonas tropicales, y excepto en los bosques pluviales, la temporada seca es casi una garantía de buen tiempo.
Tampoco hay peligros a nivel enfermedades tropicales, pues la isla no obliga a ninguna vacuna. No existen epidemias de cólera, tifus o fiebre amarilla, y la malaria se limita a ciertas zonas concretas de la isla y en temporada húmeda.
Por último la gente, una población mestiza y curiosa, un pueblo malgache todavía sincero y auténtico, siempre amable y sonriente, poco maleado por el turismo de masas y siempre dispuestos a agradecer a su manera al viajero, el gran honor que supone para ellos, el esfuerzo de haber venido a visitarles.
UNA ISLA PARA TODO EL MUNDO
Sean personas de gustos clásicos, parejas de recién casados, o familias con niños, aventureros curiosos, amantes de la naturaleza, sin importancia de edades ni experiencia viajera, todos los viajeros encuentran su “viaje” a la isla, pues hay cientos de Madagascar en una sola, y todas adaptables al gusto de cada uno.
Una isla de sorpresas, de experiencias y de recuerdos, para satisfacer a todo el mundo.